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lunes, 21 de noviembre de 2011

El Mito de la Caverna.


Un hombre trajeado camina por un corredor, avanza sin prisa pero decidido, se oyen sus potentes pisadas desde el principio de la estancia, acompañadas rítmicamente por el tintineo de las esposas que aferran sus muñecas, las cuales rompen el estilo lujoso creado por el esplendido traje. A su derecha, un guardia-jurado. A su izquierda, su abogada, Maria Denuar, una temprana devorahombres que no contenta con el dinero de papá arrebata los casos millonarios a sus compañeros de bufete para así demostrarle de alguna manera lo lejos que puede llegar sin la constante atención que él prefería  entregar a su hermana, de la cual, ciertamente, abusaba cuando eran jóvenes. Había decidido llevar el asunto de aquel hombre por dos simples motivos, el primero se trataba de un asqueroso hombre de dudosos negocios que movía mas pasta de la que ella podía soñar. Le daba asco, y permitiéndole rogar por su tan necesitada ayuda se colocaba por encima de él. Defendiéndolo ella se convertía en la que controlaba su vida, el debía decir y hacer lo que ella dijera, lo dominaba, así ella era indudablemente mas grande que aquel enorme y nauseabundo pez gordo, eso le ponía cachonda. El segundo motivo era el dinero, aquel tipo no era un buen hombre, y merecía pagar por lo que había hecho, pero su enorme cantidad de dinero la lograba distraer de todo aquello. Le recordaba a su padre.             El hombre mantiene el paso, mira con expresión inescrutable la entrada de la sala de vistas, que se acerca lentamente. Es un tipo corpulento, grande, pero no gigante. Otro guardia-jurado lo contempla desde la puerta, cuando se encuentran el uno frente al otro el guardia decide hablar. Lo conocía de la cárcel, el trabajaba como funcionario y ese hombre era uno de los reclusos de su sección. Hasta lo del incidente.
-¿Qué pasa Borgoña, crees que te darán la condicional después de lo del motín?
            La expresión del esposado permanece impenetrable, y su voz, grave y tan profunda como si viniera del interior de una caverna, resuena enigmática e incluso remotamente alegre.
-Claro que si, Mike.



Oscuridad, todo está encharcado. La vista aparece. Sangre. La visión de un ingente revuelo de muebles destrozados y cristales rotos; de gente corriendo y aplastándose unos a otros, todo ello privado del sentido del oído, que ha sido sustituido por un molesto y agobiante pitido que zumba en el interior del pensamiento. Se distingue una zona quemada y un humo extraño flota en el ambiente, está todo bañado en sangre, sangre y vísceras repartidas por cada objeto y persona presente. Él, a pesar de su corpulencia, se encuentra en el suelo, un dolor seco le recorre el cuerpo, pero intenta levantarse para poner en orden el curso de los acontecimientos y controlar la situación.




-Ptss, Coque ¿D’onde ha salio el pimpollo?- Tartaja señala a un chaval recién llegado a la prisión-.
-Tie pinta de marica ca venio por gusto propio- el comentario de Coque es premiado con risa fácil, la risa fácil de los hombres que compensan sus problemas con frivolidad-.
-Yasí será. Amos apañarlo antes que se lo cingue alguno- comenta el que no había hablado hasta ahora-.
            Pablo, que decide comenzar un paseo en la dirección contraria a la del trío, empieza a mirar a su alrededor buscando algún lugar en el que refugiarse, una cara amigable o una mirada de compasión. Pero ante la acción de los tres tipos que, ahora ya esta seguro, lo persiguen, y su nula intención de bajar la voz o esconder lo que dijeron sobre él, el resto de reclusos lo único que hace es apartar la mirada con resignación, y si acaso con asco. Como si aquello, lejos de no poder evitarlo, fuese tan común que no pagase la pena hacer el esfuerzo de detenerlos. Esto es una prisión, no un correccional de menores, si te metes en lo que no te llaman te arriesgas a caer en problemas mucho más grandes que los que te llevaron aquí.
-¡Pst! ¿Ande vas, pimpollo?- le inquiere uno por detrás y se gira para mirarlo-. Pero que ojos ma bonicos tienes. ¿No creh Coque?
-¿Dejaame que lo vea?
            El que habla se encuentra ahora delante de Pablo.
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-¿Queh? No me bajes la mirada pimpollo aer si te voy a tener que sujetar pa conocerte la cara- la advertencia sonó con tintes de falsedad, debido a la mano que de hecho ya le agarraba la cara-.
-Mirar tios, yo no quiero problemas- con un rapido giro se encamina hacia la puerta por la que entró tan solo hace cinco minutos-.
-Y no tie porque aerlos.
            La presencia de los tres hombres ya había alejado al resto de reclusos de la zona, por lo que no tienen ningún problema para rodear al chaval. De pronto, un puñetazo. Pablo, sin saber muy bien lo que está haciendo, comienza a revolverse entre los tres acosadores. El golpe recibido por Coque lejos de disuadirle parece que le da pie a comenzar lo que ya venía queriendo hacer y lo hace con una sonrisa. En un instante Pablo está en el suelo agarrándose la cabeza en posición fetal, repitiéndose a si mismo que todo aquello no está pasando.
            La cara de los presentes se transforma completamente, nadie podía esperar que la paliza terminase tan pronto, ni mucho menos que fuese por la intervención de un tercero. El impacto de la silla de metal, que debería estar atornillada al suelo, hace caer de un solo golpe al Tartaja. Desde el suelo, y retorciéndose de dolor, puede ver como el arma se desprende de las manos del agresor al chocar contra su compañero Coque, el cual permanece ahora inmóvil bajo el asiento. Sin darle muchas vueltas el recién llegado le arrea al tercero en la cabeza y éste se derrumba junto a él, sobre el duro asfalto.
-Venga chaval, levántate- la mano de aquel hombre de pronto se le hace extraña y gigante, pero no hay tiempo para pensar, le está ofreciendo ayuda-. Muy bien chaval ¿No estás muy jodido no?
-¡Pero que caraj-… -la garganta del Tartaja se agarrota, haciendo honor a su apodo, al distinguirlo- ¿Pero que? ¿Borgoña?
Un enorme pie vuela hacia la cara del hablante.
-Atended, trío de subnormales, porque solo lo voy a decir una vez. ¿A este crió? Si lo volvéis a tocar os va a costar volver a hacerlo una tercera vez porque os habré cortado las manos- su voz, tranquila pero profunda, consigue que se les encojan las entrañas-. ¿Me explico bien?
            El silencio le da un si por respuesta y decide volverse. Pablo lo sigue, ensombrecido por su altura, con el cuerpo lleno de moratones y la cabeza llena de dudas.
-¿Conoces el Mito de la Caverna chaval?
            La tez de Pablo se vuelve pálida como la de un muerto.
-Si fuese lo que estás pensando hubiese dejado que esos tres te dieran mejor antes de decidirme- reforzó con una mirada furibunda su reproche-. El Mito de la Caverna, ¿De verdad te lo tengo que explicar?

jueves, 10 de noviembre de 2011

Alternancia nazi

Tengo una entrada nueva preparada, pero es otra especie de... relato, y como no quiero repetirme mucho la verdad es que me hubiese gustado hacer otra viñeta o algo asi para intercalar. Pero no es el caso, asi que os dejo con una imagen que hice hace tiempo como proyecto de portada para el blog:



(Soy yo luchando contra Hitler, no se que tenia con que hitler saliese en mis portadas por aquella epoca xD)

Asi que decid, os hubiese gustado mas que me decantase por esta?

lunes, 7 de noviembre de 2011

El caso Jenaro

-¿Algún caso?- pregunta Risco mientras ocupa la mesa que le corresponde en aquel angosto despacho compartido. El click-click-click del teclear de su compañero le martillea en la cabeza, y sin dejar de producir el molesto sonido indica que si-. Siempre hay algún caso.
 El policía hace una mueca de asco al tragar el café frío que ha encontrado en una taza sobre su mesa. Ni siquiera recuerda cuando lo dejo allí. La potente jaqueca le hace cerrar los ojos en un gesto de dolor, apretando el dedo corazón y el pulgar de la mano derecha contra sus sienes, creando un paño de oscuridad con la palma. Se recuesta sobre su incomoda silla y mientras tanto con su mano libre agarra la mesa, a pesar de que ésta no parecía tener ninguna intención de moverse, es si no el mismo Risco el que necesita aferrarse a algo sólido para asegurarse de que la realidad no se iba a ningúna parte sin su permiso.
-Los chicos de Jenaro se están moviendo- comenzó a decir antes incluso de terminar de teclear en su computadora, pero interrumpió su comunicación al dirijir la mirada hacia su compañero. Estropeando su robustez, proveniente de una juventud sana y dedicada a su físico, ahora presentaba un estado triste y desgarbado. Incluso, detrás de la ligera barba que daba un aspecto sucio su cara, casi se podia ver una sombra de delgadez, como de quien lleva varios dias sin comer. No era la primera mañana que lo veía así- ¿Otra resaca?
 Risco retiró la mano de su cara para fulminarlo con la mirada de sus extraños ojos verdes.
-Sabes que no bebo- es verdad, lo sabía, pero a veces se le olvidaba viendo el lamentable estado de su compañero-. Esta jaqueca es crónica. O quizás sea producida por tus gilipolleces. A lo mejor debería dejar las pastillas y matarte. Si no funcionase siempre podría volver a las aspirinas.
-Pero nunca sabrías lo de Jenaro- mantuvo la mirada de Risco hasta que éste por fin decidió responderle-.
-Has tenido suerte, hablame de lo ocurrido, ya te mataré otro día.

martes, 18 de octubre de 2011

Actitud.

Esta va a ser la primera entrada del nuevo formato del blog, bueno, en realidad ya hay otra entrada, pero se trata de una viñeta y no de un texto mas o menos coherente con el que se puede echar una mirada al interior de mi cabeza, esos párrafos de ideas escritas que poblaban hace tiempo mi blog. Esta va a ser la primera, la primera después de meses sin escribir, sin escribir lo que me pasa por dentro, sin usar esta vía de escape que me permite liberarme del estress causado por el día mediante la simple pero catártica acción de escribir. No se me ocurre un sinónimo de catarsis, no es que pretenda ser pedante. Han sido muchos días sin usar esta vía de escape, tantos que lo lógico es que esta primera entrada se convierta mas bien en una fuga, una fuga por la que correrán libres todas las palabras que me han rondado la mente y que mas concretamente me rondan ahora. Uno intenta hacer las cosas bien, siempre he creído que yo puedo con todo, que da igual que las cosas que hay que hacer bien cada vez sean más. Intento dedicarle el suficiente tiempo a los demás, pero también tengo que dedicármelo a mi, si no mi deificación por los demás degenerará perdiendo su sentido. El problema es que cada vez hay mas demás y menos mi. Uno intenta hacer las cosas bien; aunque eso conlleve hacerlas mal. Uno intenta estudiar, ir bien en el instituto, acabar lo que empieza, cumplir las normas, cumplir las promesas, cumplir con los demás, cumplir años y en general hacer las cosas bien. ¡¡Pero lo peor es que aunque hagas las cosas bien a veces todo sale mal!! Bueno, no todo, no todo sale mal, hay muchos hechos que no cambiaría, situaciones de las que no quiero salir ni quiero perder, pero no enmascaran las que salen mal a pesar de todo. ¿Y que puede hacer uno? Plantearse si de verdad está haciendo las cosas bien. ¿Estoy haciendo las cosas bien? Si. ¿Entonces porque esto ha salido mal? Porque hay cosas que salen mal por mucho que te esfuerces. Entonces lo único que puedo hacer es seguir esforzándome, seguir haciendolo todo tal y como lo hago, apilando las injusticias unas encima de las otras para equilibrar su peso y, aunque sigan pesando, por lo menos no se me desmoronen y me aplasten. Eso, eso y escribirlas aquí, escribirlas aquí para asi quizás dejar un poquito de ellas y que así pesen menos. Quizás no ha salido todo todo lo bien que he querido, pero no puedo decir que no he intentado que funcionara. Estoy practicamente seguro de que algo de ésto ha salido mal por haber intentado que saliera bien. Pero en cualquier caso no puedo cambiar mi actitud, distingo perfectamente entre el bien y el mal, y se que a veces hacer el bien es algo malo, y otras hacer el mal es algo bueno. Esta vez se lo que conlleva el bien, pero no puedo evitarlo, elegir hacer las cosas mal es demasiado malo en este caso, ya no estamos hablando de un acto egoista, en esto hay mas personas implicadas. Uno intenta hacer las cosas bien, pero cuando no se puede... no se p... lo unico que se...   mira, a tomar por culo, me voy a hacer una paja, me lo merezco.

jueves, 7 de octubre de 2010

Seeeeeh!!! Hace dos semanas que no actualizo!